Es práctica habitual que el político firme artículos en los diarios. Menos habitual es que lo haga el presidente de un país, al menos, así, sin intermediarios, sin ruedas de prensa de por medio ni gatekeepers. Ésta es la nueva táctica de Cristina Kirchner que para superar su eterna animadversión hacia los periodistas: ha decidido convertirse en uno de ellos.

Es evidente su efectividad como estrategia política, ahora bien, la ingerencia de la esfera política más alta es lo que se supone debe ser el cuarto poder de un país, distorsiona totalmente el objetivo de la prensa. Esa prensa que tiene que observar a la política con lupa, detectando sus errores o vacíos, para denunciarlos públicamente y ejercer así su función de perro guardián. Las presiones políticas en la prensa y sus influencias alcanzan su máximo nivel cuando la propia presidenta del país se cuela en los medios. Si esto falla, la democracia se derrumba.
Terminamos con una de las mejores canciones que Argentina nos ha dado.
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