
Cuando ni al New York Times le importa la respuesta, parece que la esperanza de supervivencia del papel es nula. Los árboles lo agredecerán, ¿también los lectores? Sin duda. Porque al cambiar el medio, también lo hace el contenido. Además, la web 2.0 ofrece posibilidades inalcanzables por el papel.
¿La batalla está totalmente perdida? No del todo. Dos soluciones son las que se plantean como más válidas: por un lado, seguir el modelo de la prensa gratuita; por otro, apostar por un diario de papel de calidad basado en la reflexión, la contextualización y la opinión.
Por el momento, Gutenberg se revuelve, inquieto, en su tumba.
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